El beso que empañó la victoria de las campeonas
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El pasado mes de agosto un beso empañó otra victoria de España en un mundial, esta vez el de futbol femenino 2023. Un beso que a día de hoy es más famoso que el Iker Casillas a Sara Carbonero, pero con un efecto totalmente contrario y mucho más devastador. Luis Rubiales, presidente de RFEF, decidió celebrar la victoria en el mundial propinando un beso en los labios a la jugadora Jenni Hermoso. ¿La gran diferencia entre ambos siendo los dos un beso?
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El pasado mes de agosto un beso empañó otra victoria de España en un mundial, esta vez el de futbol femenino 2023. Un beso que a día de hoy es más famoso que el Iker Casillas a Sara Carbonero, pero con un efecto totalmente contrario y mucho más devastador. Luis Rubiales, presidente de RFEF, decidió celebrar la victoria en el mundial propinando un beso en los labios a la jugadora Jenni Hermoso. ¿La gran diferencia entre ambos siendo los dos un beso? Que en el de 2010 ocurrió entre una pareja y mediaba consentimiento, y en el de 2023 todo apunta a que no.

Sus manos en mi cabeza y fue cuando me propinó el beso. No me lo esperaba”, declaró Jenni en su comparecencia ante la fiscal del caso, Marta Durántez, antes de formalizar su denuncia. Para Luis Rubiales, sin embargo,  fue algo natural entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo, según declaró recientemente ante la Audiencia Nacional. Pero esa naturalidad parece que solo él la ve así. Ni siquiera algunas de las compañeras de Jenni Hermoso, también campeonas del mundo que vieron empañada su victoria, lo vieron y vivieron así. Ellas mismas han añadido que “recuerdan perfectamente como Jenni, en mitad de la celebración todavía en el campo del futbol, les comentó que había recibido un beso no consentido del presidente”. Días después de una confusa disculpa a medias, Rubiales diría que “expresamente le preguntó ¿Un piquito?”. Pero nadie más, a parte de él, lo escuchó.

En la euforia de la celebración… El shock

Durante la euforia de la celebración y sin tiempo de reacción, Jenni dice haber intentado disfrutar de la merecida victoria. Sin embargo, ya en el vestuario, ve la imagen del beso mientras unos y otros de la RFEF insisten en hablar con ella. En ese momento, la presunta víctima (Jenny), que aún no era consciente de la dimensión de lo ocurrido unos minutos antes, intenta gestionar como puede la complicada situación sumida en una auténtica vorágine emocional. Solo señala “no saber cómo ha sido pero teniendo claro que eso no ha estado bien”. La situación se repite en el autobús que las llevó del campo donde se proclamaron campeonas del mundial de futbol femenino hasta el hotel de concentración, y también en el avión que las trajo de vuelta a España. De nuevo, ella dice que decidió no robar protagonismo a lo importante: la victoria en el Mundial. Ni siquiera cuando afirma que la jefa de prensa de su equipo le enseñó un escrito donde ella, de forma individual, declara una versión del beso recibido que ella no había escrito. El razonamiento para esta declaración es, por parte de la Federación y textualmente,  “parece que ya se estaba liando”.

En este momento, Jenny asegura que se sintió coaccionada porque le estaban instigando con qué decir pero en ese momento, dada la situación (euforia por la victoria, cansancio acumulado, estupefacción por lo ocurrido), Jenny no supo reaccionar y tan solo respondió “haced lo que queráis”.

Por ello, horas después, la RFEF publica un comunicado en el que atribuye a Hermoso unas declaraciones minimizando los hechos. Un escrito que sólo hizo empeorar la situación del ente oficial pues pocas horas después, un medio digital publica que la jugadora no realizó esas supuestas declaraciones que la Federación distribuyó, añadiendo que incluso fue presionada para grabar un vídeo junto al presidente Rubiales (algo a lo que ella se negó en rotundo).

Y un día después del supuesto comunicado, Rubiales se disculpa por su comportamiento y añade que «ninguna de las dos partes tuvo mala fe». Para entonces, el revuelo es de enorme envergadura. Tanto que hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, criticó la actitud de Rubiales y tildó de «insuficientes» sus disculpas. Por ello, 3 días después de ganar el mundial de futbol, Jenni Hermoso se vio obligada a pedir, a través del sindicato FUTPRO, medidas ejemplares contra Luis Rubiales.

Se estrecha el cerco sobre Luis Rubiales

A estas alturas, los problemas llueven incesantes sobre Luis Rubiales: denuncias por incumplimiento de la Ley del Deporte; procedimiento disciplinario aperturado por la FIFA; renuncia en bloque de las jugadoras españolas a jugar en la selección “si continúan los actuales dirigentes”; varias renuncias cargos en los distintos comités de fútbol y federaciones provinciales y un largo etcétera (incluyendo una huelga de hambre de su madre más digna de una película de Hollywood).

Sin embargo, durante la asamblea de la RFEF y haciéndose fuerte en su sillón de presidente de tal organismo, se niega a dimitir reiterando que el beso fue consentido e intenta poner por delante a sus hijas como víctimas de su situación.

Tras reiterar Jenni Hermoso que no hubo consentimiento y que se sintió «vulnerable y víctima de una agresión», el 26 de agosto de 2023  y a pesar de los intentos fallidos de la directiva de la RFEF, la FIFA suspende durante 90 días a Rubiales de toda actividad relacionada con el fútbol nacional e internacional. En la misma línea, el Consejo Superior de Deportes lo denuncia por abuso de autoridad y atentar contra el decoro deportivo. La lista de consecuencias en contra del hecho se amplía cuando incluso algunos patrocinadores de la selección española, como Iberia, Iberdrola, Multiópticas o Seur muestran su apoyo a las medidas que se puedan tomar para proteger los derechos de las deportistas. El cerco se estrecha sobre Rubiales: Solicitudes de dimisión «de manera inmediata»; más dimisiones dentro del equipo técnico de la selección femenina de fútbol; retirada de sueldo, coche oficial, teléfono móvil y ordenador que le correspondían como presidente; más denuncias ante el Consejo Superior de Deportes en su contra; censuras de su comportamiento por el presidente de la FIFA; apertura de expediente disciplinario ante el Tribunal Administrativo del Deporte; y apertura de diligencias, por parte de la Fiscalía por un supuesto delito de agresión sexual.

El procedimiento judicial real

Una vez Jennifer Hermoso denuncia a Rubiales ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional por el beso recibido en la boca, la Fiscalía se querella contra Rubiales por agresión sexual y coacciones a Jenni Hermoso. Pocos días después, el 10 de septiembre de 2023, Luis Rubiales anuncia su dimisión en un comunicado publicado a través de redes sociales.

En el procedimiento judicial aperturado no sólo se está investigando a Luis Rubiales sino que también son investigados Jorge Vilda (ya exseleccionador absoluto de España – femenino) y Rubén Rivera (director de marketing de la RFEF), además de Albert Luque (director de la selección masculina). A ellos se les incluye en el proceso por las presiones que denuncian tanto Jenni Hermoso como su entorno para que ella justificase públicamente que el beso que le dio quien por aquel entonces era su superior tuvo su consentimiento.

En este punto cabe destacar y tener clara la situación legal real: Para que prospere el delito de agresión sexual, previsto en el art. 178 del Código Penal, deben cumplirse tres requisitos:

  • Que el beso supusiera un acto contra la libertad de Hermoso al no ser consentido por ella.
  • Que se produjera contra su libertad sexual y no cualquier otra clase de libertad.
  • Que Rubiales fuera consciente de que estaba realizando un acto sexual no consentido.

Si se cumplen estas tres condiciones y teniendo en cuenta la reforma de la conocida como ley del solo sí es sí, el expresidente de la RFEF se enfrentaría a una condena por agresión sexual. El castigo podría rebajarse al pago de una multa o elevarse hasta los ocho años de cárcel, pero no podemos olvidar que, al tratarse del presidente de la RFEF (en el momento del hecho) y de una futbolista de la Selección, se abre la puerta a la «relación de superioridad» prevista en dicha norma, pudiendo elevarse así la gravedad de la pena.

En cuanto al delito de coacción, seguido también contra el resto de investigados, podría subsumirse en el tipo previsto en el artículo 172 ter del Código Penal, que castiga con «prisión de tres meses a dos años o multa de seis a veinticuatro meses el que acose a una persona llevando a cabo de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado» cuatro conductas distintas. Entre ellas, que «establezca o intente establecer contacto con ella a través de cualquier medio de comunicación, o por medio de terceras personas».

Muchas son las aristas de este complejo tema y mucha la información que digerir hasta aclarar la realidad y gravedad de los hechos, las consecuencias para las víctimas y cómo la sociedad lo afronta. La única conclusión evidente es que la épica victoria en Australia quedó empañada por un comportamiento, cuanto menos, reprobable. Y que ese beso no se lo habría dado a Andrés Iniesta tras ganar el mundial de Sudáfrica. Pero sólo un juez podrá concluir si la conducta de Luis Rubiales constituyó o no delito.

*Imagen cabecera: web RTVE I FRANCK FIFE / AFP

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